3 días en la Viena Roja

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¿Tienes pensado visitar Viena y estás buscando una guía que te lo dé todo mascadito? ¿Te gusta viajar, pero no tanto como para esforzarte en conocer por ti mismo tu propio destino de vacaciones? ¿Deseas vivir una experiencia inolvidable en esa atracción turística masificada de la que todo el mundo habla, aunque para ello tengas que forzar tu cuerpo hasta el desmayo? ¡No estás en el lugar adecuado! Yo de ti me lo pensaría dos veces antes de coger un avión. Pero si tus aspiraciones de clase media alta tirando a la baja, y tus ansias por subir en el ascensor social te exigen pasar cada cierto tiempo un fin de semana extenuante en alguna capital europea que olvidarás casi al instante, aquí encontrarás un estupendo plan con el que recorrer Viena en 3 miserables días. Eso sí, olvídate de Mozart, Sisí y los palacios imperiales. Frente al omnipresente enaltecimiento del turismo extractivista, en este artículo te propongo un itinerario repleto de purita conciencia de clase y proselitismo del movimiento obrero en su más amplio espectro. ¡Bienvenides a la Viena Roja!

Sí, ya sé que lo que venías buscando era el opulento pasado imperial de la ciudad, y que eso de una Viena socialista te suena a chino (o a bolivariano). No es de extrañar: la violenta represión de dos dictaduras fascistas primero, y más tarde la querencia de la industria turística por los años dorados de la Monarquía del Danubio, han conseguido borrar de la memoria colectiva uno de los grandes hitos de la socialdemocracia europea. Pero, a pesar de los cegadores destellos de las cúpulas doradas que hoy jalonan atestados centros de visitantes dedicados a la reproducción capitalista, aún es posible hallar la honda huella dejada por la Rotes Wien. Y con esta ruta de 3 días por la Viena Roja descubrirás sus monumentos más destacados, conocerás a sus impulsores, y te empaparás del ideario con el que una vez se intentó instaurar el socialismo en la capital de Austria.

Día 1: La Ringstraße del Proletariado.

De la misma forma que la arquitectura historicista de la Ringstraße sirve de escaparate a la Viena imperial concebida por el Kaiser Franz Joseph I, podemos hacernos una idea de lo que supuso la Rotes Wien con tan solo asomarnos a sus monumentales edificios comunales. Y para ello, no hay nada mejor que darse un paseo por Margaretengürtel. Si nos apeamos de la U4 en la estación de metro del mismo nombre y enfilamos la amplia avenida que separa los distritos 5 y 12, no tardaremos en encontrarnos con unas construcciones, ora sobrias, ora dramáticas, rubricadas todas ellas con una llamativa inscripción que reza «Erbaut von der Gemeinde Wien» (construido por el municipio de Viena): son los famosos Gemeindebauten y estamos en la «Ringstraße para el pueblo», como llegó a definirla el último alcalde de la Rotes Wien Karl Seitz.

Los Gemeindebauten fueron el buque insignia del extenso programa de reformas llevado a cabo por el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SDAP) en la alcaldía de la ciudad durante la época de entreguerras. Con la intención de paliar la grave crisis habitacional que desde principios de siglo había obligado a la clase trabajadora a hacinarse en barracas abarrotadas e insalubres conocidas como Zinskaserne, el consistorio de Viena dedicó la mayor parte de sus esfuerzos y presupuesto a construir en todos los distritos de la urbe nuevas viviendas de calidad bajo el lema «Licht, Luft und Sonne» (luz, aire y sol). La devaluación de los terrenos tras la Gran Guerra, la recién adquirida independencia política de la capital frente al poder estatal en manos de los conservadores del Christlichsoziale Partei, y la profunda reforma fiscal promovida por el concejal de hacienda Hugo Breitner, hicieron posible entre 1919 y 1934 la construcción de 380 residencias municipales con más de 60.000 nuevos apartamentos. Así fue como Margaretengürtel se convirtió en uno de los puntos con mayor concentración de vivienda protegida de la ciudad.

El bulevar aún sigue flanqueado hoy día por algunos de los más representativos Gemeindebauten de la Viena Roja. Destacan Leopoldine-Glöckel-Hof (Gaudenzdorfer Gürtel 11) con sus coloridas fachadas en tonos pastel diseñadas por el arquitecto Josef Frank; Julius-Popp-Hof (Margaretengürtel 76-80) y Herweghhof (Margaretengürtel 82-88), planificados y ricamente ornamentados por Heinrich Schmid y Hermann Aichinger, dos de los discípulos del arquitecto modernista Otto Wagner más prolíficos de la Rotes Wien; Matteottihof (Fendigasse 33-37), con su grandiosa arcada principal y que debe su nombre al dirigente socialista italiano asesinado por los camisas negras; o Metzleinstaler Hof (Margaretengürtel 90-98), considerado el primer Gemeindebau de la Rotes Wien.

Aunque si existe una edificación que destaque por encima del resto es Reumannhof (Margaretengürtel 100-110). Nombrado en honor del primer alcalde socialista de Viena y proyectado por el arquitecto Hubert Gessner, este impresionante complejo residencial con 450 apartamentos municipales fue concebido originalmente como el primer rascacielos de Viena y debía haber alcanzado las 16 plantas. La falta de fondos sólo hizo posible la construcción de 8, no obstante los 180 metros de largo de su fachada principal, así como la fuente ornamental del patio central y las numerosas filigranas que decoran sus pasajes y soportales, hacen de este Gemeindebau una obra de arte total que aúna arquitectura, pintura y escultura al servicio de la clase trabajadora. Una visita obligada de la Rotes Wien.

Prole-Tip:

Si después de este tour arquitectónico aún te has quedado con ganas de más, a unas pocas calles de distancia, en el corazón del distrito 5, puedes visitar el Österreichische Gesellschafts- und Wirtschaftsmuseum (Vogelsanggasse 36). Fundada en 1925 por el filósofo y economista Otto Neurath, esta institución nacida con vocación de centro popular de la ilustración social es hoy un museo. Entre sus exposiciones permanentes encontraremos un recorrido a lo largo del siglo XX por la historia de la vivienda en Viena, así como una interesante retrospectiva sobre la figura de Neurath y su mayor logro, el sistema de transferencia y codificación de información Isotype, ideado originalmente como un método de educación visual que facilitase la asimilación y transmisión de conocimientos por parte del proletariado.

Día 2: Ilustración, Liberación, Cuidado infantil y Culto al cuerpo

Es indiscutible que los ángulos expresionistas de los Gemeindebauten han moldeado irremediablemente el contorno de la Viena Roja. Pero el experimento socialista de la ciudad no solo se limitó a construir Superblocks, sino que abarcó un extenso programa que en última instancia aspiraba a instaurar el socialismo. Partiendo de las tesis del Austromarxismo, corriente que defendía una vía intermedia entre el reformismo y la revolución, teóricos socialdemócratas como Karl Renner, Otto Bauer o Max Adler se encargaron de planificar grandes reformas en torno a los cuidados, la vivienda y la educación, con un objetivo claro: preparar a la «neue Menschen» (nueva gente) para el futuro socialista. Por su carácter coyuntural algunas de estas experiencias no perduraron, otras, sin embargo, han conseguido impregnar Viena hasta nuestros días, y aún existen ciertos lugares en los que podemos apreciar los diversos caminos andados por la Rotes Wien.

Uno de esos puntos se sitúa en la periferia de la ciudad, en el distrito 22. Tras cruzar unas pocas calles desde la parada de metro de Kagran llegaremos a Mergenthalerplatz. Seguimos en Viena, pero de inmediato percibiremos un cambio drástico en el paisaje. Los imponentes edificios municipales han dado paso a una bucólica y tranquila barriada de casas adosadas y jardines traseros. Estamos en un Siedlung, concretamente en Freihofsiedlung, un tipo de urbanización deudora de la ciudad jardín inglesa, que durante los primeros años de la Rotes Wien llegó a disputar la hegemonía de los Gemeindebauten en la carrera del desarrollo urbanístico de la ciudad.

Tras el fin de la Primera Guerra Mundial y el consecuente colapso del Imperio Austro-húngaro, la situación de muchos vieneses era crítica. La falta de alimentos y las deplorables condiciones habitacionales llevaron a gran parte de sus habitantes a crear asentamientos ilegales en los suburbios de la ciudad. El gobierno municipal se hizo eco de este movimiento de colonos urbanos, y en 1921 creó Gesiba, la oficina de asentamientos comunitarios, a través de la cuál se encargó de organizarlos y de suministrar materiales de construcción a las cooperativas del Siedlerbewegung. De esta forma la ciudad de Viena se hacía cargo de una parte de los costes de estos asentamientos, mientras que eran los propios vecinos los que en muchos casos se ocupaban de la construcción de las viviendas, aportando como contraprestación su fuerza de trabajo (una forma de pago conocida como Muskelhypothek, y que solía suponer entre 1.500 y 2.000 horas laborales).

A pesar de contar con el respaldo de varios arquitectos de renombre, como Adolf Loos, Josef Frank o Margarete Schütte-Lihotzky, y aunque hasta el fin de los días de la Rotes Wien el consistorio continuase financiando este modelo, como demuestra el Werkbundsiedlung del distrito 13 construido en 1932, a partir de 1923 el Siedlerbewegung perdió influencia frente a los «Palacios del Pueblo» de los Gemeindebauten, que pasaron a convertirse en la opción predilecta de la expansión urbanística. Sin embargo aún se pueden reconocer estos pequeños núcleos ajardinados a lo largo de toda la periferia de la ciudad, quizá como recordatorio de lo que podría haber sido una Viena Roja alternativa.

Sin salir de Freihofsiedlung, en la esquina de Natorpgasse con Josef-Sickinger-Gasse, nos espera otra de las grandes aportaciones de la Rotes Wien: una escuela. Junto con la vivienda, la educación fue uno de los puntales del plan de reformas de la Viena Roja. Bajo la tutela de Otto Glöckel se desarrolló una reforma escolar que buscaba reducir la influencia de la iglesia en la educación, aumentar el número de centros escolares, mejorar los planes de estudio y promover principios pedagógicos entre el profesorado. La necesidad de nuevos espacios educativos llevó a convertir el famoso palacio de verano de Maria Theresia en la escuela Schönbrunner Erzieherschule. En otros casos, como ocurrió en Freihofsiedlung, se optó por levantar nuevos edificios específicamente adaptados a la labor lectiva. Con sus aulas, pasillos y talleres luminosos y bien ventilados, zonas al aire libre para practicar deporte y una amplia azotea en la que se impartían clases de dibujo, la Schule Freihofsiedlung llegó a ser considerada en su época un puntero centro educativo de referencia en todo el mundo.

Y mientras la educación se expandía por todos los estratos de la sociedad, desde los escolares en las Mittelschulen a los adultos en las populares Volkshochschulen, una transformación igual de trascendente estaba teniendo lugar a nivel sanitario. En 1920, Julius Tandler, un anatomista empeñado en acabar con la tuberculosis, ocupó el cargo de concejal de bienestar social con la misión de convertir los cuidados y la atención médica, hasta entonces en manos de la beneficencia, en una responsabilidad pública y regulada por la Rotes Wien. Bajo su dirección se llevaron a cabo numerosas iniciativas con especial atención en el cuidado de la infancia, como el paquete de lavandería infantil obsequiado a las madres tras cada nacimiento, la puesta en marcha del primer centro municipal de adopción de Europa, o el centenar de guarderías que se construyeron por toda la ciudad. Así fue como la Rotes Wien se llenó de Kindergarten. La mayoría de los nuevos complejos de vivienda social incorporaban en sus patios interiores jardines de infancia que facilitaban el cuidado y la conciliación a las familias trabajadoras. El propio Tandler llegó a defender su labor afirmando que «quién construye palacios para niños está derribando los muros de una prisión».

A día de hoy aún continúan en activo muchas de las guarderías fundadas durante el periodo de la Viena Roja. De entre todas ellas, vale la pena acercarse a la que se encuentra en Goethehof (Schüttaustraße 1). Situado a la orilla del Danubio, a escasos metros de la parada Kaisermühlen, este Gemeindebau albergó uno de los jardines de infancia más avanzados de la ciudad: la primera guardería municipal del método Montessori. Dirigido por la pedagoga Hedy Schwarz, en este Kindergarten se fomentaba que los infantes explorasen el mundo por sí mismos. Para ello disponían de un mobiliario adaptado y orientado a propósitos educativos diseñado por los miembros de la Bauhaus Franz Singer y Friedl Dicker. De sus instalaciones y metodologías punteras se beneficiaron sobre todo los niños más pobres del poblado de chabolas Bretteldorf, ubicado entonces donde hoy se levanta la flamante sede de la ONU.

Y para concluir con esta segunda jornada, ¿qué tal un poco de ejercicio? Tras una breve caminata cruzando el Danubio llegaremos al Prater, el pulmón verde del distrito 2. En sus aledaños se encuentra uno de los más importantes centros deportivos de Austria: Ernst-Happel-Stadion (Meiereistraße 7). Pero antes de que los futboleros se me emocionen rememorando épicas gestas de alguna selección nacional, conviene aclarar que estamos ante uno de los grandes proyectos socialdemócratas de Viena, consagrado desde su concepción a ensalzar los principios igualitarios del movimiento obrero más allá de pulsiones chovinistas y asociaciones mercantilizadas. Promovido por el mismísimo Julius Tandler y bautizado originalmente como Praterstadion, este estadio fue diseñado por el arquitecto Otto Ernst Schweizer como un centro multifuncional con piscina, pista para bicicletas, escenario al aire libre, canchas de tenis, gimnasios, salas de conferencias y biblioteca. Tras su inauguración en 1931 acogió uno de los eventos deportivos más importantes y masivos del obrerismo: la segunda edición de la Arbeiterolympiade, unas Olimpiadas Obreras celebradas entre el 19 y el 26 de julio en las que participaron alrededor de 25.000 atletas de 27 países compitiendo en 18 modalidades deportivas. Un evento similar tenía previsto celebrarse en Barcelona durante el mes de julio del 36, pero el alzamiento franquista truncó los preparativos.

Prole-Tip:

Después de tremenda ruta seguro que necesitas repostar. En Viena hay una amplia variedad gastronómica, pero si no puedes evitar terminar recalando en alguna de esas rancias y sobrevaloradas cafeterías clásicas, donde te servirán algún postre racista (hay un plato que literalmente se llama «moro con camisa»), al menos aprovecha la oportunidad. Si vas al Café Central puedes dar rienda suelta a tu imaginación, trasladándote mentalmente a la época en la que los austromarxistas se reunían en el local, y León Trotski, en su calidad de exiliado político, asistía «con entusiasmo» a los debates políticos que años después desembocarían en la Viena Roja.

Día 3: ¡Mirad, es una parcela de marxismo!

Decía el dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler que «incluso la palabra más sabia, en última instancia, sigue siendo pura palabrería si no conduce de alguna manera a la acción». Pues bien, bajo esa premisa podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la Viena socialista no fue una simple declaración de intenciones. Durante los 15 años que el proyecto aguantó, se tomaron decisiones y se actuó, con más o menos tino, para crear una ciudad y una sociedad nuevas. Pruebas de ello, como hemos podido comprobar, no faltan. Pero hay dos lugares en los que las aspiraciones de la Rotes Wien se dejan sentir con especial intensidad. Me refiero a Karl-Marx-Hof y Sandleiten.

Antes incluso de que el metro se haya detenido en la parada final de Heiligenstadt, un inmueble de dimensiones sorprendentes llamará irremediablemente nuestra atención. Es normal; con sus casi 1.200 metros de longitud estamos ante el edificio residencial más largo del mundo. Karl-Marx-Hof (Heiligenstädter Straße 82-92) fue inaugurado el 12 de octubre de 1930 como la obra culmen de la socialdemocracia austriaca. El periódico Das Kleine Blatt, órgano del SDAP, hizo un llamamiento para que toda la población vienesa acudiese en masa a contemplar esta nueva «parcela de marxismo», y el alcalde Karl Seitz llegó a afirmar: «cuando ya no estemos, estas piedras hablarán por nosotros».

Desde luego Karl-Marx-Hof se puede entender como una especie de encrucijada en la que convergen todo los caminos alguna vez transitados por los socialistas vieneses. El complejo, conformado por patios interiores conectados entre sí a través de teatrales arcos, supuso la creación de 1.382 nuevos apartamentos en los que se llegaron a alojar unos 5.000 habitantes. Estos vecinos disfrutaban de la numerosas instalaciones comunitarias con las que contaba el edificio, como dos lavanderías centrales con 62 modernas lavadoras, dos baños comunales que incluían 20 bañeras y 30 duchas, dos guarderías, un albergue juvenil, un centro de asesoramiento para madres, una biblioteca, un ambulatorio, clínica dental, farmacia, oficina de correos, cafeterías, así como una veintena de salas reservadas a organizaciones políticas y actividades comerciales. Y aunque su estilo artístico parezca austero, con pocas florituras más allá de la estatua Der Sämann obra de Otto Hofner y las alegorías creadas por Josef Franz Riedl para la fachada principal, el estilizado diseño Art Decó elegido por su arquitecto Karl Ehn logró situar al Karl-Marx-Hof entre las grandes obras del modernismo vienés.

Es evidente que su imponente semblanza no ha pasado desapercibida. Hoy día, además de ser el hogar de miles de personas, Karl-Marx-Hof se ha convertido en un destino turístico, con un museo dedicado a la Rotes Wien que cada año atrae a miles de visitantes y curiosos. Menos conocido es Sandleiten, el que fuese, con sus 1.576 pisos, la mayor construcción de viviendas municipales de Viena durante la Primera República Austriaca.

Dejamos atrás las ocres torres de Karl-Marx-Hof y tomamos el S-Bahn en dirección Hernals. En los confines del barrio obrero de Ottakring nos encontraremos con una finca que a simple vista bien podría parecernos una fortaleza: estamos en el Wohnhausanlage Sandleiten (Sandleitengasse 43-47). Además de estar equipada con las instalaciones comunales típicas de la Rotes Wien, como lavanderías, baños y salas comunes, esta edificación también fue concebida para ser una «ciudad dentro de la ciudad» y dispuso de un callejero propio (con referentes tan manifiestos como Matteottiplatz, Liebknechtgasse y Rosa-Luxemburg-Gasse) que, entre otras muchas comodidades, llegó a albergar la guardería municipal número 100, una biblioteca decorada con frescos del pintor Otto Rudolf Schatz, y hasta una sala de cine y teatro. El basto complejo fue planificado por un total de 7 arquitectos (Otto Schönthal, Emil Hoppe, Franz Matuschek, Siegfried Theiß, Hans Jaksch, Josef Tölk y Franz Krauß) y se culminó con una extensión verde y de recreo: el parque Kongresspark, y la zona de baño Kongressbad, famosa por su espectacular piscina de 100 metros de largo y 20 metros de ancho.

Prole-Tip:

Descubrir los numerosos detalles artísticos que salpican cada esquina de Sandleiten, contemplar la emocionante escultura de Teresa Feodorowna Ries, Die Unbesiegbaren, darse un relajado paseo por Kongresspark, y acabar con un refrescante baño en Kongressbad son algunos de esos lujos cotidianos que la Viena Roja puso al alcance de cualquiera, y una forma estupenda de terminar este tour. Y si el tiempo no acompaña, siempre puedes coger el metro hasta Favoriten, otro de los bastiones obreros de la ciudad, para disfrutar de la preciosa piscina climatizada de Amalienbad (Reumannplatz 23).

Y mientras estés de relax en la tumbona, satisfecho con el viaje que te has pegado, quizá te de por preguntarte qué fue de todas esas reformas, qué ocurrió con la Rotes Wien. Pues bien, la Viena socialista terminó abruptamente el 12 de febrero de 1934 cuando fuerzas militares comandadas por el dictador austrofascista Engelbert Dollfuß abrieron fuego contra los Gemeindebauten. Algunos dirigentes socialdemócratas, como el alcalde Karl Seitz, fueron detenidos, otros, como Otto Bauer o Julius Tandler, huyeron al exilio. Muchos de los militantes socialistas más comprometidos que lucharon en los Februarkämpfe para defender la democracia, como Anni Haider en Goethehof, o Franz Petuelli en las calles de Ottakring, terminaron desencantados con la socialdemocracia y se unieron al KPÖ (Partido Comunista de Austria). El Anschluss de la Alemania nazi cuatro años más tarde no hizo más que empeorar la situación. Cientos de familias fueron expulsadas de los Gemeindebauten. Hubert Gessner nunca más volvió a diseñar edificios comunales. El mobiliario de la guardería de Goethehof se perdió para siempre. Friedl Dicker fue deportada y asesinada en Auschwitz.

Para el arquitecto e historiador Manfredo Tafuri, sin embargo, el proyecto socialista de Viena había comenzado a desmoronarse antes de que los cañones llegasen a disparar sobre las viviendas civiles. En su ensayo Vienna Rossa, Tafuri nos presenta un movimiento socialdemócrata repleto de contradicciones, liberador para los más pobres, pero también paternalista y controlador al extremo, limitado por su carácter filantrópico y, al mismo tiempo, con anehlos utópicos. Estas contradicciones ya habían sido expuestas en su momento en el seno del propio movimiento socialista por destacados miembros como Käthe Leichter, que con sus trabajos sobre la situación de las mujeres en la Rotes Wien llegó a cuestionar la pretendida igualdad que proclamaban a los cuatro vientos publicaciones del partido como Arbeiter-Zeitung y Die Unzufriedene. Pero, como el propio Tafuri también afirmó, «es por sus contradicciones por lo que Viena Roja nos interesa» y de las que se puede aprender. A pesar de sus errores y debilidades, a pesar de la falta de ambición y del difícil momento histórico que afrontó, las huellas de este experimento persisten o, como profetizó Seitz, aún nos hablan. Y lo que nos dicen es que la transformación siempre, a través de los más diversos caminos y en cualquier momento es posible.

FUENTES:

Schwarz, Spitaler, Wikidal (2019). Das Rote Wien. 1919-1934. Ideen, Debatten, Praxis. Wien Museum.

Tafuri, M. (1980). Vienna Rossa. La politica residenziale nella Vienna socialista 1919-1933. Electa.

Safrian, Wittek. (1984). Auf der Suche nach dem verlorenen Februar [Película].

Berger, Holzinger, Podgornik, Trallori, (1984). Tränen statt Gewehre [Película].


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